Pasamos los mejores y los peores momentos abrasados, nacemos para que nos abrasen, después del encuentro viene el abraso el primero, y con los años, el último; se trata de eso... morir con lo suficente para no volver a buscar el resto...
Y así, nos pasamos la vida, y abrasamos también al otro, si es que aprendimos a hacerlo, y para eso, condición sine qua non hay que haber sido abrasado alguna vez...
Abrasar está lejos del amor, está mucho mas allá, no basta querer, no basta amar, tampoco se trata de dar y recibir... abrasar a veces duele, a veces quema... pero, ayuda a vivir...
Porque abrasar es vida no muerte, como tutor a la planta débil, hasta que la planta débil se convierte en árbol y su tronco protege al fin al tutor del rigor del tiempo...
Vivimos abrasados, algunos, los que nunca lo viven, quedan en el camino, son los locos, los niños de nadie, los viejos desamparados con las miradas vacías y el alma seca...
El hombre esta dejando de abrasar... esta dejando su propia simiente a la deriva en el desierto corriendo tras de una quimera de hielo, un engañó, una zancadilla del destino, ciego...
"Abrasar" si con s, como una brasa encendida en medio de este invierno del alma...
Hay que volver a abrasar... uno a uno, de a poco, hasta que los hijos de los hijos, vuelvan a parir un mundo mejor...
A los 6 años este perro siente necesidad de ladrar,sin morder,siempre hice las dos cosas,sobre todo en noches de luna llena... ladrar a las sombras ,a los gatos y a los extraños ;de una vez por todas debo empezar a ladrar con sentido,como lo haría un perro con experiencia,un perro que en ocasiones aulla y no ladra,que le llora a la luna,y que en otras solo mueve la cola con una sonrisa de oreja a oreja, jadeando y con la lenga afuera.
miércoles, 5 de noviembre de 2014
Abrasar...
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