Una nube avanza sobre el filo del amanecer
oscura estira sus patas en el horizonte
no puedo predecirla
si será tormenta o desaparecerá con el calor del día.
De color indefinido crece sin prejuicio
como una criatura extraña
que acecha
por momentos se torna blanca
gris negra verde azulada
puede ser de algodón
o roseta puntiaguda.
Pero crece y se acerca
como queriendo hablarme al oido
como susurrando
trae sus secretos
y me vocifera de repente un trueno
y luego un suspiro.
Juega conmigo como un gato con su presa
deletrea al día y le asigna
vida o muerte
odio o amor
salud o enfermedad
compañía o soledad
beso o cachetada.
Amo a esa nube
que se ocupa
de habitar mi cielo
el techo de mi patio sin límites
que me sorprende roja
fuera de toda posibilidad de persuasión
impredecible nacerá y morirá
cada día
y yo a su merced.
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