Llueve, llovió toda la noche, y va a seguir lloviendo, este diluvio está lavando el sentimiento... y ya queda poco, con ardor nostálgico las gotas que caen, de a millones, como un enjambre cristalino, se llevan lo que queda dentro de uno...
Mi alma está empapada de congojas disonantes... y estoy mojado por dentro, el sentimiento dejó de ser impermeable a los golpes, a las caídas sin sentido, a los engaños que se delatan en fechas importantes, a la tristeza oscura, como esta mañana...
Llueve y azota el desapego, este sollozo del cielo, conspira con el consuelo y los malos tragos, y no va a parar hasta contagiar sus lágrimas...
En medio de este diluvio, no encuentro salvavidas, no logro salir a flote o aferrarme a algo que no duela, llueve y se llena la casa de sacrificios húmedos, por las paredes, en las ventanas, en los rincones del cielorraso...
Las gotas se inmolan, pero este salvoconducto no sana, ni florecen alegrías esta vez...
Esta lluvia no cesa ha poseído a mis lágrimas, esta lluvia y yo nos parecemos mucho hoy... y he vuelto a llorar...
A los 6 años este perro siente necesidad de ladrar,sin morder,siempre hice las dos cosas,sobre todo en noches de luna llena... ladrar a las sombras ,a los gatos y a los extraños ;de una vez por todas debo empezar a ladrar con sentido,como lo haría un perro con experiencia,un perro que en ocasiones aulla y no ladra,que le llora a la luna,y que en otras solo mueve la cola con una sonrisa de oreja a oreja, jadeando y con la lenga afuera.
domingo, 15 de febrero de 2015
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