Con ese hombre en la ventana
tenemos poco en común...
Él adora los diarios certeros matinales,
yo solo los horizontes y cielos dudosos.
Se despierta e inicia sus ritos y los acelera con cafeína,
yo vuelvo lentas y dulces las horas y horas con un mate.
No, no nos parecemos...
Jamás añoraré el smog y el arrullo de las bocinas de los autos, solo el canto de los pájaros, la frenada del zorzal entre los pastos, las alarmas de los perros, las sirenas de los vientos silbando entre las ramas de los árboles mas altos.
Cómo gastar a la nostalgia en ascensores, en las quejas del consorcio, en buen días de portero y no en la bienvenida del campo?
Que poco nos parecemos...
Aunque he notado que él mientras lo estoy observando
también me mira y escribe
sobre la triste y aburrida vida en el campo...
A los 6 años este perro siente necesidad de ladrar,sin morder,siempre hice las dos cosas,sobre todo en noches de luna llena... ladrar a las sombras ,a los gatos y a los extraños ;de una vez por todas debo empezar a ladrar con sentido,como lo haría un perro con experiencia,un perro que en ocasiones aulla y no ladra,que le llora a la luna,y que en otras solo mueve la cola con una sonrisa de oreja a oreja, jadeando y con la lenga afuera.
sábado, 6 de mayo de 2017
Hombre en la ventana
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