y creía de nuevo firmemente en su truco
que nadie niega que fue real en su momento
pero había olvidado los defectos.
Algunos detalles borrosos, los más oscuros
los hizo desaparecer como por arte de magia
y solo le daba brillo al relato de su historia
hasta hacer menos dolorosa la verdad
la culpa nunca es buena partener.
Sin miserias la cosa desde lejos se veía más bella y
aceptable
sin el nudo de fracasos que apretaba hasta ahorcar
pero el aplauso se hacía rogar.
Pero el mago tiene sus secretos
y tarde o temprano las mentiras se desvanecen
ante los ojos del público porque a decir verdad
no hay nada más tonto que seguir acariciando frente a todos
un conejo de plástico.