Ambulantes

Nuestra esquina
fue
reducto de amor
de locura
de muerte
era todo
también guarida
los días de lluvia.

Ángel

Me reconoce
no tengo la menor idea de como lo hace
pero lo hace
no importa el camuflaje del tiempo.

Buenas adicciones

Cuando la escucho
no puedo mas que elevarme
subir a la rama mas alta
de los paraísos de mi niñez
asomarme al límite de caer
por el misterio de las copas
del follaje verde
del aroma de las flores.

Cuando la escucho
no puedo mas que buscar
su perfil en el horizonte
sus grises sus verdes y marrones
desde la ventanilla de mi adolescencia
regresando del llano.

Cuando la escucho
no puedo cerrar los ojos
aunque el viento y los insectos los
golpeen
sobre las dos ruedas de mi juventud
con olor a nafta y aromos.

Cuando la escucho
solo me dejo envolver
ya acompañado en la vida
de mis raíces y ramas
y en mis manos de hombre
guardo el roce de pajonales y espina
su tímido aliento me da el calor necesario.

En la corniza del medio siglo
esa canción despierta en mí
una adicción
que me obliga a mirar hacia arriba
y hace que corra enloquecido
hasta la cumbre de mis montañas.

Sensualidad

Esa mujer
ha dejado olvidado
su animal tótem en mi puerta
otra vez
una bestia oscura dormida a los pies de un ángel
la he visto al pasar
apenas de reojo
y al envolverme con su sombra
ha asegurado
el reencuentro.

Salvador

Comía trozos del infierno que lo rodeaba
y todo el mundo asistía a ver el espectáculo
luego cagaba flores
en un rito que día a día ganaba adeptos
al punto tal que lo adoptaron como su propio y único Dios.

Comían sus heces convencidos de que los libraría del pecado
del que su angurriento don los había salvado
ellos repetían sus faltas en sacrificio
para alimentar a su Dios que agradecido
creaba prados enteros con flores de colores.

Y el mundo se convirtió en el paraíso prometido
comió guerras pobreza injusticias y muerte
consumió todo lo malo solo a cambio de adoración
su cruz era un trébol de cuatro hojas
su Biblia un grueso libro de botánica.

Cartas en la manga

No pierdes ni has perdido
llevas ganado todo
y se te nota
en tu sonrisa como perlas
en tus sugerentes caderas
en la magia de tus ojos
en el brillo azul de tus cabellos
en tu piel mitad conocida
mitad secreto.

Una sola noche basta
para querer hacer
de lo raro lo corriente
para descubrir que siempre es poco el tiempo
que lo desconocido sabe a conocido
que esto no empezó aquí
que no terminará tampoco.

Buscando quizá algo que nos pertenece
un sueño lejano
un perfume particular
un chispazo al roce del tacto
una cercana fantasía
la arena
las olas del océano
o un misterio encerrado en la mirada.

Ave

Un pájaro suicida cierra sus alas
y se arroja al vacío
el cuerpo no está preparado para llevar plumas
su gorjeo mustio
recuerda melodías en espiral
y en ese círculo que viene y va
ha recordado
aquello a lo que no le dio valor en otros tiempos
hoy lo extraña y necesita
ya no tiene ese canto.

Bestialidad

El rústico sabor de un mate
me ha despertado
y el animal que llevo dentro
abre los ojos
me recuerda quien soy
y todo en mi interior se descontrola.

Veo sin mirar
siento
sin necesidad de abrir la boca
y se erizan mis pelos si pasa cerca el miedo
vuelvo a respirar
algo de mí se escapa.

Mi pecho se me raja se parte al medio
piel cabeza corazón explotan
y la soledad se vuelve libertad
el amor deseo instinto fuego
después solo silencio.

Todo muere y nace
nadie se hará responsable de esta matanza
y el útero de la vida
forja un alma nueva
una bestia en medio de algo
un algo que jamás ha existido.

Simuladores

Los tres ángeles imitan una nube
es lo único que saben sobre la mentira
en el horizonte simulan
disfrazados de tormenta
un atuendo casual y obvio.

Los tres ángeles no han aprendido otra cosa
cosas simples como el amor
el deseo
o la inocencia que empuja al pecado
Dios no es un buen maestro.