jueves, 8 de febrero de 2018

Sin musa

Ante la imperiosa necesidad del poeta
la musa salió a justificar su inocencia
y como el cobarde Pilatos
con agua enjuagó sus manos
yo no soy esto ni seré aquello
no malgastes tu tinta roja
ni el blanco papel en vano
pues yo musa tuya y de nadie seré.

Acaso debí invocar al ocaso
o un azul amanecer
ese azul que tienen tus tristes ojos
o tal vez al negro encaje que van dibujando las hojas
cuando les da por detrás la luz de la luna roja
esa piel esa palida figura
que se trasluce en tu escote
o al límite de tu falda.

No te animes
no hablaré de ti
no vuelvas a abrir tu boca
no creo poder resistirlo
trampa carmín de miel carnosa
ni del cálido viento norte
ni de ti cuando me susurras
voz suave empalagosa.

Llueve y otra vez debo escribir
gota a gota mis lágrimas
como estas cuatro estrofas
caen en un poema
tú ya no quieres ser mi musa
y ni siquiera vas a escucharme
no voy a nombrarte
solo le escribiré a esta tormenta
tormento negro
como tu alma.

No hay comentarios: