sábado, 21 de abril de 2018

Insomne

No hay artilugios,
solo esta noche deje de dormir,
tus secretos me abruman,
y las alarmas hoy se encargan de mi insomnio.

Estoy pariendo noches en vela,
o desvelos,
por así decirlo,
marco todos los números de mis certezas
pero nadie responde
estoy solo en esto...

Pesadillas hechas duda
y presagios de embustes
acunan esta noche mi cabeza,
me apoyo en las faldas de la noche
y se niegan a quererme,
en este ruido a teclas,
en versos viejos
y esta arritmia del corazón que me ha vuelto a nacer.

Los miedos innecesarios
se vuelven a nutrir de la esperanza,
del umbral seguro,
del refugio,
los miedos se hacen ahora una cuestión de vida o muerte,
una llamada en espera.

Estoy perdido,
ya no soy el perro que fui
y definitivamente siento algo,
un acicate,
un dolor clavado en la duda, una pregunta sin contestar.

Porque no quiero ni debo,
porque atenta sobre lo que creía un bastión,
una piedra,
o un hueso.

De que se alimentan los miedos?
los misterios de la resaca del corazón,
de que esta hecha la miseria del deseo,
la impunidad del pecado,
de qué?

Tanto hablar de que deseamos...
y después las estrellas caen de a millones
y las dejamos caer,
como nada,
como figuritas de cartón pintado,
y ya no valen nada,
al final
la vida es de los inconformes,
y las noches de los insomnes
que en vano
persiguen estrellas vacías.

En ese espacio de la noche,
el  insomnio,
encuentra a la angustia de la verdad,
y la liberación de los miedos
pierden su valía.

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