Hay cuestiones, hay gestos,
hay sentimientos, que no caben en ningún lado...
Manipularlos con palabras, es un gran riesgo, como desmontar una bomba de tiempo, de esas con tres cables negros, dos rojos, y uno amarillo, y un reloj que hace tic... tac... de tanta sensibilidad uno no sabe cual cortar primero.
Escribir por ejemplo sobre la sonrisa y la alegría del niño limpiavidrios que bailaba hoy al medio día en la esquina, no cabe en las manos, o las ganas de vivir de un tipo en el hospital que pasó en la camilla y te miró sorprendido a los ojos, te saluda como si te conociera y mientras se va no te quita la mirada y te nacen preguntas inmensas como su esperanza, o querer poner en palabras, o en una hoja aunque sea virtual, la soledad de algunas personas, parece una cuestión simple pero en muchas ocasiones escribís una palabra y caes en laberintos o en una espiral sin fin.
Manipular el sentimiento de otro no es una cuestión menor a veces se te pega a la piel y vas destiñendo palabras con lágrimas, y hasta te podes llenar de una alegría o un rencor que no son tuyos, o esquirlas que no se deben pisar descalzo...
Los sueños de los ciegos, las ansias de los perros cruzando autopistas tras el celo, el miedo de los viejos a los hospitales, a veces son tan grandes que no caben en ninguna palabra...
A los 6 años este perro siente necesidad de ladrar,sin morder,siempre hice las dos cosas,sobre todo en noches de luna llena... ladrar a las sombras ,a los gatos y a los extraños ;de una vez por todas debo empezar a ladrar con sentido,como lo haría un perro con experiencia,un perro que en ocasiones aulla y no ladra,que le llora a la luna,y que en otras solo mueve la cola con una sonrisa de oreja a oreja, jadeando y con la lenga afuera.
miércoles, 26 de abril de 2017
Escribir palabras que estallan
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