Desde la cúspide de las dos culumnas de blanco lapidario,
se puede ver el roce de las almas,
algunas se van deshaciendo
de sus ya insignificantes
restos mortales,
otras van adheridas al arco mediopunto que da
bienvenidas y malvenidas
a este camposanto...
He visto almas muertas de miedo aferradas a cuerpos ya inservibles,
llorando una vida que solo valió penas y nunca alegrías,
he visto almas innombrables
entrar como si merecieran paz, no las nombro... nunca las nombraré prefiero no verlas a la cara con esos los ojos que han visto lo que nadie desea ver...
Pero hoy me ha llamado la atención de sobremanera
alguien que llegó sin cortejo,
no sonaron las campanas,
ni un anuncio en tropel de sueños desahuciados o fanfarrias,
me he parado sobre la torre de la capilla a observar,
me ha visto y ha emitido una blasfemia...
quién es esta que esboza una sonrisa sarcástica y eterna?
La he mirado y me ha vencido
con sus ojos taciturnos,
le he sonreído me ha insultado,
he arrojado un rayo me ha devuelto una centella,
hice un amague con mis alas
agazapada quieta me espera,
le he gritado! Tú quién eres?
me ha contestado...
Ya no reconoces a tu alma gemela?
(En que infierno se quemarán otra vez nuestras alas)
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