lunes, 10 de julio de 2017

Decretos

Había dicho tantas veces lo malo, lo terrible que era, que no necesitó balas para defenderse...
Todos corrieron al verlo llegar...
Su mirada quemaba, sus manos eran de fuego, su respiración era como el gruñido de un perro.

Había hablado tanto del amor, de sus formas y sus métodos,
que no necesitó abrir su pecho y mostrar su corazón...
Los jazmines florecían y los perros movían la cola a su paso, las mujeres se desmayaban o quedaban sin aliento.

Había nombrado tantas veces a la soledad, que la convirtió en su sombra...
Al verlo llegar todos lo creían un fantasma o un muerto y lo ignoraban o hacían como que no lo veían, su sombra lo precedía como un perro triste y negro.

Había fingido tantas veces ser otro, que logro tener un millón de amigos, pero ninguno lo conocía de verdad...
Siempre lo llamaban por un nombre distinto hasta que un día se extravío y no supo mas quien era, se saludaba en los espejos de un manicomio.

Había dicho tantas palabras...
Que aún mentidas habían sido sentidas... Decretos...
las creyó verdad y fue convincente también para el resto de la gente,
y los labios... Los labios son una herida por donde se derrama el cuerpo.

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