martes, 11 de julio de 2017

La poesía se mancha

La poesía se mancha...
Se raya con un palito con forma de lápiz y hace ese ruido a vidrio indescriptible...
Se raya también con una tiza blanca, en secteto, sobre una pizarra blanco pizarrón para que nadie se entere de que estas ensuciando con poesía la cabeza de los niños rebeldes.

La poesía si se mancha... A veces tanto que es roja la letra, rojo el sentimiento, rojo el motivo... Tan rojo tan bonita y tan brillante como decía un niño, que parece un corazón...
A veces se ensucia tanto en sangre que el poema late o provoca taquicardia.

Se mancha verde como las rodillas de un jean gastado... verde musgo, verde cesped tierno de primavera, verde cerro inmenso...
Todos los verdes! Menos verde militar, no, la poesía no puede ser un arma de guerra, ni llenar de balas las paredes de la gente...
Solo se mancha con verdes esperanza.

Puede mancharse con barro si, llenarse del material de Dios por todos lados, si al final el poeta también es un poco Dios tratando de crear...
Un puñado de tierra, un poco de agua de dos o tres costillas fisuradas por donde sacar uñas dientes corazón, barro... La poesía es un cántaro de barro de donde beber.

Se mancha de arcoíris, de tormentas, del tisne que dejaron las cenizas del fuego de un rayo, de lo que produce el clima y de las otras... las que se desatan dentro, fenómenos climáticos internos del hombre, llenas de humanos sentimientos, llenos de tinta de pobres sueños.

La poesía se mancha para poder ser poesía, se ensucia bien las manos! de sangre, de savia, de restos de basura u oro, lo que traen algunas musas manchando sus bolsillos, las alegres golondrinas, o lo que cagan los oscuros cuervos...


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