Lo mío era dibujar árboles
de todas las formas especies tamaños y colores
retorcidos
estilizados
altos
achaparrados.
No, no los odiaba muy por el contrario
a pesar de haberme raspado las rodillas
dejado entre la piel y la carne sus astillas y espinas
o haberme lanzado al vacío
yo adoraba estar entre esas ramas.
El corazón con lápiz en mano
bombeaba savia
y la corteza de mi cuerpo se erizaba como un palo borracho
ambos lo sabíamos y aún lo sabemos
yo lo abrazo
trepar me hizo libre
desde arriba pude ver las flores
y escupir a los que pasan.
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