martes, 3 de abril de 2018

Finitud de la obra

Mi último poema será una flor,
pero no una flor cualquiera
será una flor de esas que salen tras patear una piedra con la punta del meñique,
del tallo de la flor bien espinudo
vendrá aferrado casi muerto y maloliente
un poeta,
de esos que abundan y escriben idioteces en nombre del arte.

Mi último poema tendrá rimas bien medidas
como gustan esos exquisitos literatos
todo perfecto casi como un velorio en una noche lluviosa
yo seré el muerto, un muerto tan muerto
que no diré palabra alguna,
solo ira.

Deberás leerlo con cuidado de no sentir,
de no contagiarte de pesimismo
de no beberte este ultimátum
de no creer en vano
de no afilar las uñas
de no inventar lo no inventado
o interpretar oro donde solo hay barro.

Esta es la cola, el final de la fábrica de alegatos y excusas
el punto culminante de cada delirio
la cima y el gran premio al fracaso
el mejor poema es el que aún no se ha inventado
y el último en el que se decide que todo esta dicho
que se escribió por banal y en vano. 

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