En la aldea
íbamos quemando futuro
así
se jugaba todo
al hoy por hoy.
Las peleas eran a muerte
pero también las reconciliaciones
el amor era fuego
pasión total
una caricia nunca acababa en simple beso
nos consumíamos hasta acabar.
La idea de que hoy podíamos morir
era tan real
que nos empujaba a darlo todo
entonces nadie guardaba nada
para mañana
la palabra egoísmo no existía.
La oportunidad
se aprovechaba
el miedo
era algo irrelevante
no quedaba lugar a duda
ni momento de reflexión
el deseo era aquí y ahora.
Aquí y ahora...
Hasta que llegó aquel hombre
y nos enseñó el futuro
nos leyó el pasado
una nueva forma de morir
guardada en papel
donde todo lo conocido era pecado.
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