no pertenece ya a lo conocido
vamos de la mano a dar la vuelta al sol
no regresaremos sin una causa real
o simplemente por justificar las ansias.
Hasta aquí trajimos los miedos
averiguaremos que los provocó
y asentiremos con la cabeza como un monje
las veces necesarias para aceptarlos
y allí mismo los abandonaremos.
El lugar adecuado solo pide a cambio
un poco de sudor y lágrimas
el dolor de la carne adherida a tus huesos
y la certeza de que puedes
es solo un canje
resistir el bombardeo de viejas sensaciones.
Al final nos quedaremos con todo.
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