un hilo dorado teje y surge
de entre las piedras, de la noche, las nubes, de los últimos rayos de sol del ocaso.
Va ligando en mi cabeza cada sensación nacida de los pasos
huele a yuyo serrano, a vertiente helada...
también quema como el sol vertical de las dos de la tarde.
Se han estrechado los mapas en mi cabeza
y los caminos se cruzan o se juntan
aprieto el paso y surge un río en el otro valle
respiro hondo y una bocanada de aire se convierte
en neblina espesa sobre el bosque.
Quedó atrás el dolor del fuego
y a la montaña
le han vuelto a crecer dos alas verdes que miran hacia el cielo
yo también veo...
Desde aquí puedo divisar otras cimas y otros valles
es como sentarse y mirar los pies desde arriba...
el mundo se ha reducido dramáticamente...
o mi alma ha crecido en forma desmedida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario