puede cortarse con el filo rocoso de sierra
el golpeteo seco en los durmientes del puente
despierta viejos espíritus
y me acompañan.
Las cortaderas cuentan su secreto
al grillo
a la rana
al zorro furtivo
y la noche de repente cae
ante el telón dorado de la luna llena de octubre.
Vuelve el silencio inmaculado
la luz ha delatado a los trashumantes
se detiene el tiempo
y solo se escucha el rumor del corazón
y el sonido esférico de las estrellas besando la cara de la tierra.
El alma vuelve a ser parte del todo.
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