en los confines del arcoiris
o donde pega el primer rayo de sol al amanecer
o el último del ocaso.
Extasiados y con la mirada perdida en el horizonte
hipnotizados por viejos mandatos
giramos en un carrusel infinito y loco.
Vamos tras de un premio grande como una zanahoria
que nos lleva colgados de las narices
creyendo que eso es la felicidad...
A veces la ruleta de la vida
acomoda la bolilla en tu número, solo por un minuto.
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