sábado, 21 de mayo de 2016

OJOS DE PERRO II

Una luna inmensa tras los pinares como la de anoche...
que alumbra la escena de dos amantes iluminados por su propia luz "almando" su propio rayo de neón...
El mismo rayo, rayo de sol padre de todas las luces en la misma esquina se ensaña con un niño en harapos sentado sobre el cordón frío de asfalto y estira desde allí una mano inmensa gigante que se estira y estira como una bandera escrita con ruegos y desesperanza por una moneda pequeña pequeñísima...
La misma moneda en las manos del abuelo que llegó hasta ahí mano en mano hasta otro niño que corrió hasta la esquina por un dulce, la misma esquina del dulce beso de los amantes del deseo impune de la luz de la luna de la farola bajo la llovizna reflectando la luz de todas las almas que allí se juntan como ángeles abandonados... Como perros...
Los mismos perros que se comeran los restos del que pasa... y le robarán algo alguna sonrisa algún grotesco gesto de desdén un saludo agradecido gracias gracias un cigarro a medias como la media sonrisa como una disputa como si fuera un hueso o el beso que se disputan los amantes como una moneda un intercambio un robo algo que se mendiga sin pudor bajo la luz de cualquier astro o una farola un neón o la chispa del amor o de unos ojos...
Luces... Luces de la tarde entre el sol y la luna que se disputan también quién pondrá telón y fondo a eso... A eso a eso que esta sucediendo y que la misma gente no comprende ni comprenderá que ya sucedió menos la luz que en este preciso instante es rojiza y azulada como los ojos del poeta... sentado sentido en la misma esquina en un bar solo...
Sólo los ojos del poeta podrán ver la luz la moneda los amantes los niños... Y los perros...
Los poetas y los perros que comparten ojos e instinto...
Buscando huesos, pero esa es otra historia...

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