miércoles, 16 de noviembre de 2016

MITOS...

Había roto todos los mitos
el de la enfermedad,
el del frío que congela la piel,
el de el dolor de los raspones
en sus muñecas,
el del sol quemando su espalda,
nada del mundo lo afectaba.

Había comprendido el valor
de cada espina,
de las almas en la esquina,
del perro cuando camina
de las noches asesinas.

Casi como una cáscara,
como un escudo
como la piel de un cascarudo,
o las patas filosas de una hormiga.

Llevava a cuesta los deseos,
las estrellas de morfeo,
una vida digna de sueños,
de caricias y besos sinceros,
sin tumbas y vacíos cementerios.

Hasta que una tarde
se encontró dentro de un viejo  cuento,
de una vida de otros tiempos,
que creía ya olvidada,
lloró...
y tuvo que volver a creer en el filo de las lágrimas...

(nada nos proteje de nuestros viejos dolores de nuestra propia historia socavada)



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