lunes, 13 de marzo de 2017

Charlas con viejo y vino.

   Vos sabes... lo que eran las siestas de cuarenta grados en San Luis, Buscando las vacas?
   Era bravo, conociste la casa de las toscas? Tenian cuarenta centimetros de ancho las paredes, un metro para abajo de piedras para cimiento, Pancho compró el campo de Don Egidio Sosa, al lado el campo "la verde" cerquita del Chorrillo, ya ahora, si tuviera que ir al campo... ahora ya no, ahora hay que estar cerquita del médico, es mas seguro...
   Los hermanos habíamos comprado otros campos a la entrada de San Luis, los chorrillos, Donovan, despues mi hermano Pancho los vendió, también había dos chacras mas la de mi Tío Ildefonso...
   Mi abuelo tenia tres manadas de yeguas, nosotros criábamos mulas, venían desde el norte a comprarlas, llevavan tropas de mulas los viejos, ya después me vine a Córdoba apenas terminé la escuela industrial, con título de carpintero ebanista, para que me iba a quedar? Yo quería seguir con el campo pero ya eramos muchos patrones, mi hermana Rosa me dijo que viniera...
   Nos vinimos muchos de allá, yo tenía trabajo en una mueblería en San Luis, eramos como quince en la pension y era de una señora buenísima, se sumaron unos porteños, después alquilamos una casa en la calle Roma...
   Vinimos a estudiar ingeniería aeronáutica, yo dejé en segundo año solo uno de nosotros se recibió los demás se volvieron todos, creo que ya murieron la mayoría, no sé si quedará alguno...
   Años de fábrica, estatal de raza pura, obrero repartido entre la fábrica y la carpintería al fondo de casa... Podría haber sido en cualquier parte pero fue aca en Córdoba, podría haber sido cualquier cosa, pero es fue y será un hombre con corazón de madera y lágrima fácil...
  
    Estas charlas me hacen pensar siempre en los caminos de la vida, mi viejo podría haber sido tantas cosas pero por amor a la madera y sangre con aserrín fue carpintero, como José y si bien ninguno de sus hijos fue Jesús, todos crecimos amando la madera y su ejemplo a manos lisas de lija, olor a tinto, o a martillazos a las doce de la noche, supongo que así suena y sonará siempre su corazón...

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