martes, 14 de marzo de 2017

Ocaso de un poeta...

Mientras viajo miro y observo
al cielo rojo, brillante poniente,
un grupo de nubes bajas
que van serenas cambiando,
del rosa al anaranjado,
tenues lilas, rojos y morados
metamorfósico horizonte,
al oeste un sol convulsionado...

El cielo tremendo telón,
transformado en un fantástico escenario,
culmina la obra que pinta,
en pinceladas ocres suaves,
los últimos atardeceres
dantesco material de ensueños,
de un  agotado verano...

Mientras le llega la noche a todo,
al sol, a los cerros, al pájaro,
y la tierra, al cielo azulado,
en donde ahora comienzan a pintar  tenues estrellas,
las nubes otrora encendidas
se han cubierto con un velo,
oscuro, renegrido, opaco,
que al rojo brillo ha matado...

Y de repente  ha sucedido,
que se me ha representado
a este el hombre que soy,
como esa cambiante nube,
cuando brilla con su arte,
con sus letras de colores,
en destellos de palabras,
los sublimes rayos de sol,
al convertirse en poemas...

Como brilla...
y cuando la musa cesa...
me vuelvo esa nube negra,
hoy he borrado uno a uno
todo lo que he escrito
cada una de mis letras,
dejando de lado el brillo,
el ocaso de este poeta....

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